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viernes, 14 de septiembre de 2012

VALENTÍN PANIAGUA: UNA SEMBLANZA


Valentín Paniagua: Una semblanza*

Se trata de un escrito que busca el eco de los que conocieron a don Valentín, mientras él agitaba su esperanza de seguir viviendo para seguir sirviendo al País, desgraciadamente, la muerte le llegó y hoy extrañamos su presencia.

La inoportuna, irresponsable y macabra información que hace unos días llegó al Congreso, en el curso de una sesión  importante, anunciando el fallecimiento de tan ilustre personalidad, Don Valentín Paniagua- Valentín para amigos y correligionarios- causó de súbito conmoción y tristeza profunda mientras la noticia corría el mundo.

No creo muy justo echarle toda la carga de esa irresponsabilidad  al heraldo ocasional, un amigo y correligionario de Don Valentín. Creo que cualquiera se hubiera perturbado por la noticia, pues las circunstancias nos tuvieron y nos tienen en vilo respecto a su delicado estado.

Valentín Paniagua, persona marcada por el destino para llevar a efecto grandes obras en beneficio del colectivo, amerita un recuerdo, un deseo, una oración y una voluntad colectiva de sumar todas las energías positivas a favor de su recuperación.  Por eso no voy a presentar el gran escenario que ofrece su currículo y quiero más bien hacer una semblanza  de él sobre tres atributos que considero esenciales en su personalidad. Estos son: honorabilidad, convicción profunda en el futuro de su patria y comprobada vocación de servicio.
Honorabilidad

Valentín Paniagua se cultivó en una familia cuzqueña de profunda fe cristiana-católica practicante. Allí aprende y ejercita los valores de honestidad, respeto a los derechos de los demás, la responsabilidad por sus propios actos, la consideración de la familia como la célula básica de la organización social. Su trayectoria de vida es muestra de la consecuencia personal  con estos valores y, sobre todo, del respeto a la palabra empeñada, virtud no frecuente en la clase política encadenada con los compromisos emergentes con el éxito.


Convicción profunda y sólidos principios

Valentín Paniagua desarrolló sus cualidades de liderazgo en la vida estudiantil universitaria, en cuyos tiempos lideró una corriente de lucha por los supremos valores de la libertad y de la verdad científica.
El movimiento estudiantil de la segunda mitad de 1950 tuvo que protagonizar  la insurgencia contra la dictadura militar que presidió el  General Manuel A. Odría, quien finalmente transfirió la presidencia al  Dr. Manuel Prado en 1956.

Valentín Paniagua concibió la vida universitaria como un ágora de formación democrática y de búsqueda de la verdad científica, recusando toda clase de fanatismos y totalitarismos. Defendió la autonomía universitaria como una garantía para el desarrollo científico, lejos de las presiones ideológicas de afuera y de adentro. Llegó así a presidir la Federación de Estudiantes del Cusco y fue electo vicepresidente del V Congreso Nacional Extraordinario del Cusco en 1960.

En la vida estudiantil, Paniagua afirma sus aptitudes de líder político y trasciende los claustros universitarios, calando en el alma del pueblo como actor y portador del mensaje evangélico de justicia social.  Así, en 1963  es electo diputado por el Cusco como integrante de la lista de la Alianza Acción Popular-Democracia Cristiana y el presidente de la República, Don Fernando Belaunde,  le confió el Ministerio de Justicia. En 1980 fue electo diputado por Lima como militante y dirigente de Acción Popular y en 1984 ejerció como Ministro de Educación.

Así, con una trayectoria exitosa y después de un período de hibernación política, no de acción social, volvió ya en el 2000 al Congreso de la República y, obediente al mandato constitucional, asumió la presidencia de la República en momentos muy críticos para el gobierno del país, conduciendo el proceso de democratización de modo exitoso como ya lo testimonian las generaciones de hoy y, así, lo hará la historia nacional.

Vocación de servicio

Como hombre honorable y de convicciones profundas, Valentín Paniagua hace de sus actividades una misión de servicio. Tres sectores de su actividad dan testimonio de este atributo: En lo político, en lo profesional y en la docencia.

Valentín Paniagua, el político, sostuvo y  sostiene que la vida política de la nación debe organizarse sobre orientaciones programáticas que han de sustentarse por los partidos políticos, organizaciones necesarias para el funcionamiento del sistema democrático. Por eso, siempre en un contexto cristiano occidental ha venido actuando como hombre de partido, militando en Acción Popular del que fue su secretario general, en cuyo ejercicio sacrificara sus horas de descanso y hasta las delicias de la vida de hogar.

Valentín Paniagua, el profesional, abogado de vocación, ha destacado en el campo del Derecho Constitucional y del Administrativo patrocinando causas en las que logró con el  esfuerzo de sus conocimientos científicos y el dominio de la técnica jurídica la reparación del daño ocasionado a individuos e instituciones; como fuera el caso de la declaración de inconstitucionalidad de la Ley de Corporaciones y la del  Decreto Legislativo 817.

Valentín Paniagua no conserva para sí solo los conocimientos y experiencias logrados y ejerce con generosidad la docencia universitaria y, más allá de los simples deberes contractuales, se da de sí y transmite con eficiencia la capacidad de desarrollo intelectual  que modela al futuro profesional o científico. Esto le ha valido el reconocimiento de instituciones dedicadas a la investigación científica y a la formación profesional, las que le concedieron el doctorado Honoris Causa como la dignidad de profesor honorario de esas casas de estudio.

Exaltación
Unamos hoy nuestros corazones y solidaricemos nuestros espíritus con la familia y la persona de Valentín, maestro, profesional de excelencia, político, ex presidente de la República y, sobre todo, persona sencilla y amigo, cuyo testimonio político ha trascendido las fronteras de su patria y ha sido reconocido por las repúblicas hermanas de Argentina, Colombia, Bolivia y Chile.

Con este motivo, haga fuerza espiritual  la generación de la cual Valentín Paniagua es una de sus expresiones y paradigmas, generación que, desde distintas colectividades políticas, lucharon con generosidad y desinterés por una universidad autónoma, libre, al servicio de la ciencia y del desarrollo nacional y por una patria digna y con justicia social.

*De Guillermo G. Guerra Cruz. (2012) SOCIOLOGÍA POPULAR. Trujillo-Perú.  

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