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jueves, 20 de septiembre de 2012

UNIVERSIDAD: RESPONSABILIDAD Y POLÍTICA


universidad: responsabilidad y  política*

Debo expresar el agradecimiento de la comunidad orreguiana a la profesora universitaria, Doña Cecilia Blume, cuya relación con la UPAO no será de un momento exclusivo, sino de permanente presencia; pues su exposición académica ha precisado la responsabilidad de la Universidad respecto al Desarrollo Social; a la Sra. Isabel Cerro, siempre atenta con el desarrollo académico, al Ingeniero Máximo San Román, entrañable amigo de esta Universidad, cuyo padrinazgo esperamos auspicioso para nuestras proyecciones en materia de Industrias Alimentarias, a Don Felipe Villajulca, presidente de la Fundación Kaufman, hermanado a nuestros proyectos de ayuda social y padrino de nuestra plataforma vehicular y, en fin, a nuestros colaboradores en el trabajo académico y productivo y a todos los amigos de esta generosa institución, esperando siempre estar juntos en beneficio de nuestras colectividades.
Al inaugurar el Año Académico 2006 y la Apertura del primer Semestre, manifestamos nuestra preocupación por la incertidumbre de las perspectivas que la clase política proyectaría para la Universidad. Afirmamos, entonces, que eso dependería del signo ideológico de la colectividad que asumiera el gobierno nacional. Sin embargo, los resultados del proceso electoral  no fueron auspiciosos para una definición clara de la orientación ideológica del gobierno, si es que consideramos el conjunto del mismo: Congreso y Ejecutivo, lo cual favorece la necesidad de concertación plural para definir los grandes temas que importan al desarrollo del País, siempre que las colectividades presentes en el Congreso entiendan que por encima de sus intereses de capilla están los altos intereses nacionales.
Hemos sostenido reiteradamente que la Universidad es el ágora del pensamiento y que es misión de la misma la búsqueda de la verdad científica y el diálogo inteligente entre las posiciones filosóficas, interpretaciones de la problemática social y de las posibilidades de orientación política, pero de ningún modo, la universidad, como comunidad científica, puede hipotecarse a un partido político o a una confesión religiosa o a los subalternos intereses personales o políticos de nadie. Es decir, la Universidad debe asumir la responsabilidad de estar al servicio del desarrollo del País, del saber universal y de la cautela de los Derechos Humanos, lo cual justifica su historia y su acción y todo ello dependerá de la calidad científica y ética de sus académicos y de  la personalidad de sus colaboradores.
Desarrollo y Universidad
Hace unas semanas, la Fundación Universidad Empresa, con el auspicio de una organización de buena voluntad, inred, desarrolló, aquí en la upao, un Taller sobre “Gestión de la innovación para impulsar organizaciones de alto desempeño, aprovechando las experiencias de España, Méjico y Cuba”. Un propósito logrado por acción directa de 3 universidades locales, Cámara de Comercio y la Empresa Normas Legales. Ahí se puso en evidencia cómo y cuánto es necesario para el desarrollo empresarial la gestión del conocimiento y la necesidad de acrecentar para ello esa alianza Universidad – Empresa, relación que nunca estuvo ausente, como generalmente se ha comentado, aunque no está mal recordar, con cierta amargura, que existieron hálitos de desconfianza mutua. Por un lado, el continuo ambiente de conflicto en las universidades, generando condiciones de suspicacia en el cumplimiento de los compromisos y poniendo en duda las posibilidades de su eficiencia y, por el lado de las empresas su renuencia a involucrarse en programas sociales o a asumir el riesgo de confiarle a las universidades proyectos de generación de conocimientos o estudios en beneficio de las comunidades inmediatas. Superar estas contradicciones exige que  la universidad, en sentido genérico, tenga que preocuparse no sólo por mantenerse al día en los avances científicos, sino también, en crear conocimiento a partir de su realidad, extrapolándolo al mundo, allí, donde fuera necesario, y trabajar con seriedad y disciplina la consecución de sus fines y objetivos. Entonces y sólo entonces, seremos merecedores de la confianza del operador económico y cooperaremos mutuamente para el desarrollo de ambos.
Con ese fin la upao tiene activados proyectos de intercambio académico con universidades de España, Alemania y Argentina; así como alianzas estratégicas con importantes empresas  agrarias e industriales que están dando frutos importantes, en beneficio de sus actividades académicas, de proyección a la comunidad y de las productivas, presentes y futuras.
La cultura del emprendedurismo
Preocupaciones esenciales para la Universidad deben ser la micro, pequeña y mediana empresa y el generar en su propio interior la cultura del emprendedurismo, vale decir que el docente como facilitador debe motivar el sentido de independencia y el valor personal en el estudiante para poner en evidencia su capacidad de generar su propio medio de subsistencia. El estudiante de la era actual, debe tomar conciencia que no todo ha de recibirlo en aula y que el aula es el espacio para conjugar lo que él puede obtener del medio para problematizarlo y resolverlo. Con ello se estaría logrando desarrollar el potencial de iniciativa y creatividad, elementos fundamentales para la generación de empresas, con lo cual no ignoramos que a ellos han de aunarse las posibilidades de financiamiento y de riesgo.
Responsabilidad compartida
Pero esto no ha de ser sólo una tarea de la universidad, aislada o ignorada por los operadores económicos y hasta agredida por los operadores políticos, sino que éstos deben involucrarse de manera decisiva. Los operadores económicos por alianzas estratégicas que apoyen la formación profesional y su contribución para llevar adelante proyectos de investigación. Los operadores políticos deben respetar el ámbito que la Constitución de la República le confiere a la universidad como institución educativa, evitar la expedición de normas que contradigan ese principio constitucional y que entorpezcan el desarrollo normal de su actividad y procurar, más bien, generar condiciones para que las universidades puedan manejar sus recursos extraordinarios con mayor flexibilidad, tratándose de las universidades públicas y tratándose de universidades privadas ofrecerles posibilidades para que puedan contratar con el Estado en las mismas condiciones que las públicas y, según la naturaleza de estas universidades privadas, mantener las condiciones tributarias auspiciosas para la potenciación de la generación, inversión y reinversión de sus ingresos, aun de los derivados de sus actividades de producción de bienes y de prestación de servicios, pues son ingresos directamente aprovechables en el desarrollo institucional, como consecuencia residual de su actividad académica.
Administración académica y concepción gerencial
Los académicos tenemos seria responsabilidad en la sostenibilidad del desarrollo del país y si queremos impregnar ese sentido emprendedurista a los futuros profesionales, debemos dar ejemplo en nuestras propias acciones de administración académica. Somos conscientes que un país o una institución construida sobre una estructura democrática, como lo es la upao, son de difícil administración y gestión y, si queremos hacer las cosas bien, debemos hacerlas esperando sólo la satisfacción de nuestras propias conciencias, nunca el halago fácil, pero venciendo, sí, la censura de los que jamás construyeron. La toma de decisiones es angustiosa y en muchos casos, amarga, pero si el deber nos impone tomarlas, pues hay que tomarlas. Siempre sobre bases objetivas, sin enconos innecesarios y con solidaridad real.
Tenemos obligación de acrecentar la creatividad dirigida a aumentar los recursos financieros para solventar los ambiciosos proyectos que nos permitirán demostrar que es posible construir y desarrollar una universidad tan fuerte, sólida y productiva como en los llamados países del primer mundo.
Tenemos la obligación de ofrecer a nuestros usuarios los productos de enseñanza y de investigación científica con veracidad, sin sofisticaciones, con flexibilidad y rigurosa excelencia. Sí así estamos convencidos de ello, pues cumplamos con nuestros sagrados deberes de enseñar, de estudiar y de administrar a la luz de los principios sustentados por nuestro mentor Don Antenor Orrego, de la fe religiosa que profesáramos o de los dictados de nuestras propias conciencias.

*  Del libro:  Guillermo G. Guerra C. Universidad Nuevos Retos. Testimonio de una Gestión Universitaria en una Gran Universidad.

1 comentario:

  1. La subordinación política o religiosa no sólo se expresa por la solapada adhesión a un partido, secta movimiento políticos o religiosoas; sino por la evidencia de la captación de personal académico o administrativo o de proveedores vinculados a esos colores y, algunas veces, de un modo cínico, directo o manipulando los procedimientos de diveros modos. Situaciones de esa naturaleza perjudican el finesencial de la universidad.

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