universidad: responsabilidad y política*
Debo expresar el agradecimiento
de la comunidad orreguiana a la profesora universitaria, Doña Cecilia Blume,
cuya relación con la UPAO no será de un momento exclusivo, sino de permanente
presencia; pues su exposición académica ha precisado la responsabilidad de la
Universidad respecto al Desarrollo Social; a la Sra. Isabel Cerro, siempre
atenta con el desarrollo académico, al Ingeniero Máximo San Román, entrañable
amigo de esta Universidad, cuyo padrinazgo esperamos auspicioso para nuestras
proyecciones en materia de Industrias Alimentarias, a Don Felipe Villajulca,
presidente de la Fundación Kaufman, hermanado a nuestros proyectos de ayuda
social y padrino de nuestra plataforma vehicular y, en fin, a nuestros colaboradores
en el trabajo académico y productivo y a todos los amigos de esta generosa
institución, esperando siempre estar juntos en beneficio de nuestras
colectividades.
Al inaugurar el Año Académico
2006 y la Apertura del primer Semestre, manifestamos nuestra preocupación por
la incertidumbre de las perspectivas que la clase política proyectaría para la
Universidad. Afirmamos, entonces, que eso dependería del signo ideológico de la
colectividad que asumiera el gobierno nacional. Sin embargo, los resultados del
proceso electoral no fueron auspiciosos
para una definición clara de la orientación ideológica del gobierno, si es que consideramos
el conjunto del mismo: Congreso y Ejecutivo, lo cual favorece la necesidad de
concertación plural para definir los grandes temas que importan al desarrollo
del País, siempre que las colectividades presentes en el Congreso entiendan que
por encima de sus intereses de capilla están los altos intereses nacionales.
Hemos sostenido reiteradamente
que la Universidad es el ágora del pensamiento y que es misión de la misma la
búsqueda de la verdad científica y el diálogo inteligente entre las posiciones
filosóficas, interpretaciones de la problemática social y de las posibilidades
de orientación política, pero de ningún modo, la universidad, como comunidad
científica, puede hipotecarse a un partido político o a una confesión religiosa
o a los subalternos intereses personales o políticos de nadie. Es decir, la
Universidad debe asumir la responsabilidad de estar al servicio del desarrollo
del País, del saber universal y de la cautela de los Derechos Humanos, lo cual
justifica su historia y su acción y todo ello dependerá de la calidad
científica y ética de sus académicos y de
la personalidad de sus colaboradores.
Desarrollo y Universidad
Hace unas semanas, la Fundación Universidad Empresa, con el auspicio de
una organización de buena voluntad, inred,
desarrolló, aquí en la upao, un
Taller sobre “Gestión de la innovación para impulsar organizaciones de alto
desempeño, aprovechando las experiencias de España, Méjico y Cuba”. Un
propósito logrado por acción directa de 3 universidades locales, Cámara de
Comercio y la Empresa Normas Legales. Ahí se puso en evidencia cómo y cuánto es
necesario para el desarrollo empresarial la gestión del conocimiento y la
necesidad de acrecentar para ello esa alianza Universidad – Empresa, relación
que nunca estuvo ausente, como generalmente se ha comentado, aunque no está mal
recordar, con cierta amargura, que existieron hálitos de desconfianza mutua.
Por un lado, el continuo ambiente de conflicto en las universidades, generando
condiciones de suspicacia en el cumplimiento de los compromisos y poniendo en
duda las posibilidades de su eficiencia y, por el lado de las empresas su
renuencia a involucrarse en programas sociales o a asumir el riesgo de
confiarle a las universidades proyectos de generación de conocimientos o
estudios en beneficio de las comunidades inmediatas. Superar estas
contradicciones exige que la universidad,
en sentido genérico, tenga que preocuparse no sólo por mantenerse al día en los
avances científicos, sino también, en crear conocimiento a partir de su
realidad, extrapolándolo al mundo, allí, donde fuera necesario, y trabajar con
seriedad y disciplina la consecución de sus fines y objetivos. Entonces y sólo
entonces, seremos merecedores de la confianza del operador económico y
cooperaremos mutuamente para el desarrollo de ambos.
Con ese fin la upao tiene activados proyectos de
intercambio académico con universidades de España, Alemania y Argentina; así
como alianzas estratégicas con importantes empresas agrarias e industriales que están dando
frutos importantes, en beneficio de sus actividades académicas, de proyección a
la comunidad y de las productivas, presentes y futuras.
La cultura del emprendedurismo
Preocupaciones esenciales para la Universidad deben ser la micro,
pequeña y mediana empresa y el generar en su propio interior la cultura del
emprendedurismo, vale decir que el docente como facilitador debe motivar el
sentido de independencia y el valor personal en el estudiante para poner en
evidencia su capacidad de generar su propio medio de subsistencia. El
estudiante de la era actual, debe tomar conciencia que no todo ha de recibirlo
en aula y que el aula es el espacio para conjugar lo que él puede obtener del
medio para problematizarlo y resolverlo. Con ello se estaría logrando
desarrollar el potencial de iniciativa y creatividad, elementos fundamentales
para la generación de empresas, con lo cual no ignoramos que a ellos han de aunarse
las posibilidades de financiamiento y de riesgo.
Responsabilidad compartida
Pero esto no ha de ser sólo una tarea de la universidad, aislada o
ignorada por los operadores económicos y hasta agredida por los operadores
políticos, sino que éstos deben involucrarse de manera decisiva. Los operadores
económicos por alianzas estratégicas que apoyen la formación profesional y su
contribución para llevar adelante proyectos de investigación. Los operadores
políticos deben respetar el ámbito que la Constitución de la República le
confiere a la universidad como institución educativa, evitar la expedición de
normas que contradigan ese principio constitucional y que entorpezcan el
desarrollo normal de su actividad y procurar, más bien, generar condiciones
para que las universidades puedan manejar sus recursos extraordinarios con
mayor flexibilidad, tratándose de las universidades públicas y tratándose de
universidades privadas ofrecerles posibilidades para que puedan contratar con
el Estado en las mismas condiciones que las públicas y, según la naturaleza de
estas universidades privadas, mantener las condiciones tributarias auspiciosas
para la potenciación de la generación, inversión y reinversión de sus ingresos,
aun de los derivados de sus actividades de producción de bienes y de prestación
de servicios, pues son ingresos directamente aprovechables en el desarrollo
institucional, como consecuencia residual de su actividad académica.
Administración académica y concepción gerencial
Los académicos tenemos seria responsabilidad en la sostenibilidad del
desarrollo del país y si queremos impregnar ese sentido emprendedurista a los
futuros profesionales, debemos dar ejemplo en nuestras propias acciones de
administración académica. Somos conscientes que un país o una institución
construida sobre una estructura democrática, como lo es la upao, son de difícil administración y
gestión y, si queremos hacer las cosas bien, debemos hacerlas esperando sólo la
satisfacción de nuestras propias conciencias, nunca el halago fácil, pero venciendo,
sí, la censura de los que jamás construyeron. La toma de decisiones es
angustiosa y en muchos casos, amarga, pero si el deber nos impone tomarlas,
pues hay que tomarlas. Siempre sobre bases objetivas, sin enconos innecesarios
y con solidaridad real.
Tenemos obligación de acrecentar
la creatividad dirigida a aumentar los recursos financieros para solventar los
ambiciosos proyectos que nos permitirán demostrar que es posible construir y
desarrollar una universidad tan fuerte, sólida y productiva como en los
llamados países del primer mundo.
Tenemos la obligación de ofrecer
a nuestros usuarios los productos de enseñanza y de investigación científica
con veracidad, sin sofisticaciones, con flexibilidad y rigurosa excelencia. Sí
así estamos convencidos de ello, pues cumplamos con nuestros sagrados deberes
de enseñar, de estudiar y de administrar a la luz de los principios sustentados
por nuestro mentor Don Antenor Orrego, de la fe religiosa que profesáramos o de
los dictados de nuestras propias conciencias.
* Del libro: Guillermo G. Guerra C. Universidad Nuevos Retos. Testimonio de una Gestión Universitaria en una Gran Universidad.
* Del libro: Guillermo G. Guerra C. Universidad Nuevos Retos. Testimonio de una Gestión Universitaria en una Gran Universidad.
La subordinación política o religiosa no sólo se expresa por la solapada adhesión a un partido, secta movimiento políticos o religiosoas; sino por la evidencia de la captación de personal académico o administrativo o de proveedores vinculados a esos colores y, algunas veces, de un modo cínico, directo o manipulando los procedimientos de diveros modos. Situaciones de esa naturaleza perjudican el finesencial de la universidad.
ResponderEliminar