LAS
CUITAS DE UN ESCRIBIDOR
El
laureado escritor Mario Vargas Llosa hace su eventual aparición a propósito de la
convocatoria de la Universidad Cayetano Heredia para conferirle el grado de
Doctor a Honoris Causa y, sobre eso, congratulaciones y beneplácitos;
pero, de inmediato se autodesigna Censor de las políticas del Presidente Humala
y esto ya es otro cantar.
La
Hoja de Ruta
Claro
está que el presidente Humala asumió el compromiso con un sector de la ciudadanía
con respecto a lineamientos generales de lo que sería su política en el caso de
ganar las elecciones, lo hizo en momentos angustiosos para sumar apoyo
electoral a la masa que ya lo había levantado hasta la rueda final del proceso
y porque era el medio de desactivar la desconfianza que surgía como una sombra
para los fines del éxito final, pero, como muchos pensamos, esos lineamientos
ya estaban en sus predios de un subsector de sus adherentes próximos y el
asunto de la Hoja de Ruta fue, para él y ese subgrupo, una providencial
solución, de modo que quienes se jacten de haber obtenido un triunfo de desviar
la corriente de izquierda hacia la profundización de la economía de mercado es
sólo eso, jactancia y mucho más de aquéllos que se alzan como los pilares del
gobierno de Humala y lancen una velada amenaza de que se mantenga con el timón
firme en la pista del libre mercado con todas sus consecuencias, lo que en el
fondo significa que ha de tener cuidado con mirar hacia la constitución de 1979
y, peor aún, de pretender algo más hacia la izquierda, porque, entonces, allí
estará el laureado escribidor para retirarle el apoyo y tirarlo al vacío.
Al
fin, es una opinión del laureado escritor, como lo puede ser de muchos
ciudadanos con diversos matices. Lo importante es que el apoyo dado para lo
fundamental no se sesgue hacia otras pretensiones accidentales y que esa
opinión no suene a amenaza.
El
asunto del indulto
Conceder
indulto en cualquiera de sus modalidades es competencia exclusiva del
Presidente de la República, en conformidad de lo dispuesto por la Constitución
de la República del Perú, quien adoptará la decisión no por circunstancias
personales propias; sino, evaluando los informes que hagan razonable la
decisión que adopte y más aún, cuando las consecuencias son de diversa
trascendencia, es decir, con aspectos jurídicos-jurisdiccionales, sociales,
políticos y éticos;siempre y cuando él y sólo él, el presidenre, los requiera.
El
indulto en ciernes para el expresidente Fujimori ha sido motivo para adhesiones
y discrepancias bajo diversos sustentos, pero no se vislumbra objetividad en
este asunto y es ocasión para resentimientos y revanchas ocultas, sin descartar
opiniones de convicción.
Lo
curioso es que muchos de los que gozan de los beneficios de la Constitución del
93, gracias a la cual se implementa y sostiene la corriente del liberalismo
económico a ultranza, hasta arrinconar al Estado, emergen con una furia
incomprensible que no trasluce una visión ética ni de justicia; pero sí,
personal con máscaras políticas.
El
asunto se ha enrevesado y las opiniones
ciudadanas se han dividido. Esto será un caso de evaluación del Presidente,
pero que no se le amenace y se le juegue al castigo, si es que no hiciera la
voluntad de los que se consideran, por sí y ante sí, guardianes de la ética y
de la política nacional.
Un
asunto de consecuencia
Resulta
fácil decirlo, pero, en mi opinión, el expresidente Fujimori es un político,
líder de un movimiento, con el que se puede o no estar de acuerdo, celoso
guardián de un neoliberalismo poco deseable y si él considera que toda su gestión
fue en orden al bienestar nacional y aunque el cáncer lo esté consumiendo, él
se debe a sus huestes y al futuro de sus movimientos, de modo que eso de
solicitar el indulto, el perdón de la pena, la que él sostiene inmerecida, no
le viene bien y hace fanfarria en todos los opositores. Tampoco es eso de decir
“que se vaya a morir a su casa”.
La justicia humana ha dado ya su veredicto. Lo
demás queda para la justicia divina.
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