Bienvenido a "Mi Celda"



El presente Blog incluye escritos jurídicos, educacionales y comunicológicos de mi producción intelectual, como tmb escritos de otros autores.






viernes, 9 de noviembre de 2012

LA MUJER EN LA PASIÓN DE JESÚS


La mujer en la pasión de Jesús


La redención de la mujer

Es comprensible que en el inicio de la era cristiana, tiempos de colectividades machistas, las mujeres aparecieran en un plano de subordinación y de servicio, ajenas a manifestar su voluntad y menos pretender un plano de similitud con el privilegio de los varones. En las sociedades musulmanas lo son aún. Cristo redime la situación de la mujer y enfrenta a los varones en aquel pasaje de la mujer adúltera, un ardid para acusar a Jesús, pues sabían bien de su sentido de justicia (Juan 8, del 1 al 11). Por cierto que esta reflexión es limitada. Solo quiero presentar lo que, generalmente, por cultura religiosa se conoce. Lo cierto es que no existe, reconocida por la Iglesia Católica, una evangelista mujer. Hay referencias a un evangelio apócrifo gnóstico, atribuido a María la Magdalena, sólo porque en algún pasaje se hace mención a ella como una discípula de Jesús; pero muy al margen de los Evangelios que reconocemos. Lo demás aparece en las ficciones novelísticas o noveleras que son de entretenimiento y nunca de fe.

El dolor de la pasión

Sólo las madres pueden imaginarse el inmenso dolor que sufriera María en el curso de la vida de Jesús y en los álgidos momentos de la pasión. María, bienaventurada mujer que portara en su seno al Redentor y le alimentara con sus pechos (Lucas II, 27-28), fue entregada como madre a la humanidad en la persona de Juan. Juan, el apóstol bien amado por Jesús, pues Jesús, en su condición de hombre, debe haber sentido la angustia de la paternidad frustrada por su propia voluntad y en orden a su misión. María estuvo allí con su hermana, María de Cleofás y María la Magdalena (Juan 19, 25-27). Pero, a pesar de la posición de María, madre de Jesús, no aparece con frecuencia en los Evangelios. Está aquí el mejor testimonio para sentir a la madre de Jesús como nuestra madre.

Las hermanas de Lázaro

Estas dos mujeres se mantuvieron fieles a Jesús hasta el final, según aparece en los evangelios, pues amigas de Jesús, por la amistad con su hermano Lázaro, van a su encuentro para confiarle su dolor por la muerte de Lázaro y a glorificarle, pues al decirle María “si estuvieras aquí, no se me hubiera muerto” era un reconocimiento expreso del poder divino de Jesús sobre la muerte. Fue esta María la que en el banquete en casa del leproso Simón, seis días antes de Pascua, le ungiera los pies de Jesús con perfume de nardo y los secara con sus cabellos. Al día siguiente de ese banquete, fue la entrada triunfal de Jesús montado en un asnillo y recibido por la multitud con palmas y mucho júbilo, pues la multitud se enteró del portento de la resurrección de Lázaro. (San Juan 11, del 1 al 46 y 12, del 1 al 19; San Mateo 26, del 6 al 13 y Marcos 14, del 3 al 9).

Siempre mujeres

En el curso de los dolorosos episodios del apresamiento de Jesús, en el que hay muestras de valentía de Pedro en el huerto de los olivos,  el triste episodio de su negación y el gesto valeroso de José de Arimatea, discípulo de Jesús, quien pidiera a Pilatos la entrega del cuerpo del Redentor para darle sepultura, los demás discípulos, salvo Juan, no aparecen hasta realizada la resurrección, después de recibido el testimonio de María la Magdalena, quien sí estuvo muy atenta a la suerte del Maestro. María la Magdalena aparece como el símbolo de la fuerza del amor sublime, capaz de desafiar todos los riesgos. Sobre estos hechos, puestos en los Evangelios, uno puede deducir cómo la fuerza de ánimo y el valor de María y las otras Marías debe haber influido en los apóstoles para que salieran y enfrentaran al mundo en la situación simple de personas, independientemente de la fuerza insuflada por el Espíritu Santo (San Juan 19, del 25 al 27, del 38 al 42 y 20, del 1 al 18).

Epílogo

No se trata de censurar la posición de los apóstoles, pues era comprensible que en semejante situación de intrigas, injurias, prepotencia y amenazas, trataran de cubrirse por seguridad personal y la de sus familias. Por ello, en esta ocasión de recuerdos de la pasión del Señor, hay que destacar el rol de la mujer como impulsora de las grandes misiones y exaltar que la “inclusión” que aparece hoy como novedad estuvo siempre en la prédica de Jesús, en su doctrina de amor, de comprensión y de justicia, reconociendo y santificando los derechos de la mujer, reformando las leyes de Moisés y dando su vida como expresión de su misión como Hombre-Dios.

No hay comentarios:

Publicar un comentario