Al Glorioso Miguel Grau.
Nacido en la ciudad de Paita (Piura), al norte del Perú, participó en la guerra Perú-Chile, al comando del Huascar, su nave; de un modo digno de admiración, con valentía y mucha bondad, con un espíritu de humanidad cristiana, y allí murió gloriosamente. Quien pudiera dar lectura a su hermosa carta a la viuda del oficial de la marina chilena, a la cual hundiera, sentirá emociones de corazón, tanta caballerosidad nunca vista. Dios lo tenga en su gloria, pues vive en el corazón de cada peruano y de cada chileno y de toda persona que llegue a apreciar su epopeya:
BAHÍA
He mirado de lejos
La Bahía del balneario vecino,
Al
caer el sol
Y en el bullir del día.
La he mirado
Y he soñado
Con
su atardecer dorado,
Pues
siempre quise,
En mi quimera,
Llegar a ella,
Mecido por las olas,
Transportado por la brisa,
Remando en una barca
Cargada de ilusiones.
Imaginé, mirándola,
Sus calles y sus parques,
Los paseos de las gentes
En sus muelles,
A sus lindas mujeres
Del brazo de marinos
De
otras tierras;
Al pescador, lleno de esperanzas;
A los niños,
Corriendo por las playas
Y, a los amantes,
En el santuario de la virgen
Protectora del soldado,
Prometiendo que en feliz regreso,
Traerán los anillos
Para la dichosa boda.
Imaginé perderme
En las bodegas de los barcos,
Saboreando
Los deliciosos vinos
Que traen y llevan
En sus viajes.
Y, mientras miraba curioso
La marcha en fila
De toninas,
Buenas guardianas de las aguas,
Sentí el afán
Del
cuidado de los mares,
Imaginé viajar
Como compañero de la luna
Y bañarme
Bajo el brillo del lucero
Que guía en las tinieblas
Al
romántico barco, peregrino
Cuántas tardes
Dejaba correr mis fantasías,
Sin sospechar
Que un día
Un misterioso ser
Ese puerto alumbraría,
Misterioso ser
Que en hálito divino,
Diera un curso
Feliz a su destino.
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