investigación científica
paradigma
En
1988 asumió la presidencia del Consejo Nacional de Ciencia y de Tecnología (concytec) el ingeniero Carlos del Río,
de reconocido prestigio científico, quien se propuso impulsar la actitud para
promover la aptitud y la voluntad real y concreta de abordar el trabajo de
investigación científica. Le dio particular atención a las ferias científicas
escolares y el apoyo a la docencia universitaria para el cumplimiento de este
objetivo. Desgraciadamente no se ha difundido un resultado específico de este
laudable esfuerzo, como tampoco hubo una respuesta eficiente de parte de los
académicos.
Esta
vez, considero pertinente referirme cómo la juventud requiere de paradigmas,
personalidades que hayan dado testimonio
de ese sencillo afán de resolver problemas concretos de la colectividad, como
el de ampliar las fronteras del conocimiento, dejando sentado que en esta
problemática querer es poder y que no todo depende de los recursos prestados.
Desarrollo
de inquietudes científicas
Lo
rescatable de ese esfuerzo es que, desde entonces, se desarrolló una gran
inquietud entre la población de profesores y estudiantes de la primaria y de la
secundaria y se percibe, hoy importantes progresos en el enfoque de los hechos
sociales y el valor de la naturaleza como sustento de la vida y del futuro de
la humanidad. Se sembró la inquietud en los planificadores de los planes y
programas de estudios de esos niveles educativos y no se ha perdido línea, pues
tales ferias continúan como actividades importantes de los centros educativos y
se ha proyectado a los centros universitarios.
En
nuestra experiencia hemos constatado como mucho de la inquietud científica se
concentra en grupos pequeños de estudiantes que se organizan y, contando con la
facilitación de académicos conscientes, producen, asisten a congresos con
ponencias que son evaluadas con rigurosidad. El asunto es que no siempre
reciben el apoyo que requieren, por menudo que fuera; pero, a pesar de ello, no
desmayan.
La
persona sobre los recursos
Esa
iniciativa fue clave para la articulación de un crecimiento sostenible de la
investigación científica; pues si bien la investigación es un asunto de
recursos y de logística, se sustenta, fundamentalmente, en la iniciativa y en
el esfuerzo de la persona. Esto es posible verificarlo recorriendo la biografía
de estudiosos y científicos. En el Perú tenemos personalidades importantes en
las diversas áreas del conocimiento, solo nos falta articularlos y difundirlos.
El
quehacer científico es universal y con esta justificación quiero referirme a un
científico español, médico, cultor de las ciencias naturales, exponente
universal de la histología y, al mismo tiempo, un humanista de excelencia; me
refiero a Santiago Ramón y Cajal (1852-1934). No es mi objetivo hacer una
biografía de este genio y ni siquiera exponer rasgos de ella, sino destacar cómo el hombre
supera la carencia de medios y puede mostrar al mundo el producto de su talento
envuelto en el sacrificio y el esfuerzo personal. Ramón y Cajal es expresión de
la identificación nacional. Puso la actividad científica de España a los ojos
del mundo. Hizo su propio laboratorio de histología en su casa y adquirió con
esfuerzo un microscopio. Su afición a la fotografía y a la pintura lo llevó a
preparar él mismo el material que en estos exámenes y experimentos se
requieren. Por el aporte de sus investigaciones en materia de la epidemia del cólera
que afectó la región aragonesa y Don Ramón y Cajal contribuyera a su dominio,
la diputación provincial de Zaragoza le premió con un excelente microscopio
Zeiss, con todo el instrumental de objetivos. Sus trabajos fueron esfuerzo
propio en los diversos aspectos.
Sus
contribuciones al estudio de la anatomía son paradigmáticos, como “la teoría
neuronal” o teoría de las células nerviosas.
En
fin, paralelo a las investigaciones experimentales múltiples, este sabio, cuya
producción fue esfuerzo personal y autónomo, ejerció la docencia en las
materias de anatomía descriptiva y general y legó, entre otras importantes
obras, su Manual de Anatomía Patológica y General y lo que se considera como su
testamento científico, su obra póstuma ¿Neuronismo o reticularismo?**
Ramón
y Cajal tuvo serias dificultades para trascender al mundo científico, a pesar
de sus importantes trabajos que envió a diversos científicos del mundo, pero
sin respuesta ni comentario alguno, hasta que recibió el apoyo del científico alemán Krause de la
universidad alemana de Göttingen, quien lo invitó a publicar sus trabajos en su
Revista Internacional de Anatomía e Histología, en la que se publicaban los
artículos en varios idiomas y a partir de entonces sus trabajos fueron
valorados por importantes científicos del mundo. No obstante su jubilación, a
los 70 años de edad, continuó sin descanso en su tarea científica
Santiago
Ramón y Cajal, el literato
No
sé si es conforme o justo decir que las ciencias naturales le robaron al mundo
un exitoso escritor de ensayos y de producción literaria. Es un escritor
de exquisita y fluida prosa y de
sorprendente profundidad. Mi inquietud por conocerle se inició con la lectura
de Charlas de café, un libro de
múltiples reflexiones, de críticas y de afirmación de valores que deben
ser cimientos de la vida personal y
social, el enfoque crítico de hechos y actitudes son algo así como el reflejo
del testimonio de su vida personal. Bueno sería que la juventud de hoy se
detuviera en pensamientos de esta naturaleza. Apuntamos otras obras dignas de leerlas como Mi infancia y mi
juventud, El mundo visto a los 80 años, Cuentos de vacaciones y el Quijote y el
quijotismo.
Cfr. Dr. D. Pedro Riera
Rovira. Op. Cit.
*
Cfr. Dr. D. Pedro Riera Roviera (2004). Santiago Ramón y Cajal. Semblanza
y vigencia de un genio. Oviedo. España.
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