UN MENSAJE DE AMOR
Celebraremos la
Navidad con su Noche Buena, arbolitos incluidos con remedos de nacimientos con
luces a colores y adecuaciones según la capacidad económica de cada cual. Tendremos la emoción de celebrar el
nacimiento del Redentor y lo haremos en horas
de meridianos diversos, de acuerdo a las costumbres de lugares, familias
y personales. Si esta fecha fue la correspondiente a ese acontecimiento o si el
lugar exacto fue el que se nos narra y si fueron vacas u ovejas los
acompañantes, no es lo importante; no sólo, porque al fin es un
problema de fe; sino, porque lo esencial es el mensaje que importa el hecho de la llegada
a la tierra de Dios, hecho hombre.
Solidaridad
El nacimiento del Hijo
de Dios se envolvió en el mensaje divino de “Paz en la tierra a los hombres de
buena voluntad” y esto es lo que debiéramos celebrar y evaluar, porque el “Gloria a Dios en las alturas” es inmutable;
pero, paz y hombres de buena voluntad es el gran problema en este reino de la codicia y de la
irresponsabilidad.
Celebraremos la
ilusión de los niños, la unión familiar, el acercamiento a los amigos y,
también a los enemigos gratuitos o con causa, aunque no sabremos en donde y por
donde están, pero, habrá que abrir el corazón con generosidad y paciencia.
Sobre todo, podremos respirar profundamente porque el “ángel vengador” pasó de
largo a otra misión y eso del fin del mundo fue la patraña de los marqueteros para
mover el dinero en compras de todo tipo, como asustar a los ingenuos y
conducirlos a donar sus bienes a brujos y pseudo religiosos.
Desigualdad
Desgraciadamente, no
todos podrán celebrar por igual, no sólo por razones de la actividad para la
subsistencia; sino, por la capacidad económica o las amargas situaciones en las
que multitudes de familias se encuentran
por la irresponsabilidad de operadores económicos, políticos o infames
individuos que cínicamente incumplen sus obligaciones y dejan a sus familias en
el abandono. Por otra parte, esta fecha es propia del mundo cristiano y de
colectividades minoritarias en otros lugares del planeta.
La crisis por la que
pasan los países desarrollados del mundo occidental se desencadenó por el embalse de operaciones financieras
fraudulentas que de pronto explotaron en serie y afectaron a quienes viven al
día. Entonces, las fuentes de trabajo hicieron agua, ahogando a sus colaboradores
y los ahorros de los pequeños se redujeron dramáticamente. Esto fue
irresponsabilidad de operadores financieros, como de políticos y de burocracias
que fallaron en la fiscalización y en los oportunos ajustes normativos. En fin,
un asunto complejo, con lamentables
consecuencias que obligan a los gobiernos a adoptar medidas correctivas
que sus poblaciones no las aceptan, porque no las comprenden o por la
desconfianza en la honestidad de los agentes políticos y económicos en el más alto nivel. ¿Feliz noche
buena para ellos?
Qué decir de lo que
sucede en muchas familias o gentes de países en desarrollo, en los que los
indicadores macro económicos son excelentes, pero, el producto no se ve en
ciertos niveles de sus poblaciones. Las
desigualdades se agravan y aparecen a pesar de los maquillajes.
Poder
y codicia
Los lamentables
sucesos en países subdesarrollados, aun en guerras de tribus o facciones que se
disputan el poder, son problemas de
nunca acabar. La codicia del poder no tiene límites, sea por los beneficios que
ello trae consigo o por mesianismos
absurdos, alimentados por la vanidad. Entonces, se propicia el terrorismo y la delincuencia, males que
siembran miedos colectivos e individuales que disturban la paz.
Por tales hechos, la
navidad que cierra el 2012 nos encuentra entre la desesperación y la
desconfianza. La desesperación porque día a día crece el comercio de la droga con sustancias cada vez más potentes y la
clientela se extiende a infantes de la Escuela primaria y, además, el flagelo de enfermedades que apenas si son
controlables o las que reaparecen más
fuertes y dispuestas a vencer los intentos de control. Con ello está la
desconfianza de que políticos y barones de las finanzas tengan interés de
vencer esos flagelos. Frente a esto
¿Felices, tranquilas y alegres fiestas de navidad?
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