OSADÍA
Pasarán
las aves, Llorarás,
entonces,
Raudas
golondrinas, sintiendo
en tu pecho la alegría
En vuelo de estacional peregrinaje del renacer la
juventud
Buscando
otros veranos y la fuerza del deseo.
Para
calentar sus alas, Recogeré
tus tristezas
Frágiles
al hielo. Bebiendo en
tus mejías
Aquellas
lágrimas
Pasarán
las aguas, Que
nunca sentí mías
Murmurando
delirios de grandeza,
Soñando
convertirse Lloraré, también,
En gigantes olas Pulsando
mis recuerdos
Que
expresen la braveza Como
acordes de piano
De los mares. En
el parnaso,
Como notas
de románticos
Las
flores, alegres, coloridas, Nocturnos.
Entregarán
sus cromos Y como fibra de alma
enamorada
Al seno de la noche Caeré rendido ante
tu imagen,
Y dormirán marchitas Cautivaré tus labios
Esperando
el nuevo día Y con inusitada valentía
Para
volver lozanas No dejaré perderte
en el vacío
Bañadas
en rocío. Del falso
prejuicio
O
repudiable cobardía.
Pasarán
los años,
Plenos
de recuerdos, Serán tiempos buenos
Correrán
amargos por mis ojos, Sin inviernos duros,
Evocando
juveniles devaneos De cauces húmedos
Y estrujando crueles las carnes Y ríos cantarines.
Y los tiempos; Los
años ya serán eternos,
Las
carnes, juveniles
Pero
el hálito excelso Y
tu imagen luminosa
De tu imagen, Dejará
suelta tu hermosura,
Quedará
como un sello Descubriendo la ternura
En mi pupila, Que ocultas en tu aura,
Reviviendo la
esperanza de besarte Ahora,
libre,
Y de estrujar Libre
de prejuicios
Tu material anatomía. Y
cadenas.
Renacerá
mi fuerza
Para
llevarte al lecho
Y gozar mi inagotable
Fantasía.
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