ADMINISTRACIÓN
PÚBLICA: PROBLEMA O SOLUCIÓN
Guillermo G. Guerra Cruz.
Todos los
políticos enarbolan como bandera la Reforma del Estado y, por ende, la transformación de la
Administración Pública en instrumento eficaz, eficiente y oportuno al servicio
del desarrollo del mismo. La gran cuestión es que pasan varios gobiernos y el problema
sigue siendo el mismo, pese al esfuerzo que se hace para ello. El primer
inconveniente es que los políticos entienden poco o ignoran la compleja
estructura y dinámica del Estado y de su
Administración, se pontifica la excelencia de la Administración Privada y se
exageran las deficiencias de la Administración Pública. No es el sitio para
desbrozar este problema y los esfuerzos y programas diseñados y aplicados para
la consecución de ese gran objetivo: hacer de la Administración Pública un
instrumento de servicio para el desarrollo económico y social de los Estados
del tercer mundo. En este caso, sólo nos cabe advertir que la gran crisis de
los Estados Unidos de América, que arrastrara al mundo occidental, salió de la
Banca Privada y no de la Administración Pública
El Potencial
Humano
No es posible negar que desde la década del 60
se hiciera mucho y se formaran y capacitaran una gran cantidad de profesionales
y de técnicos en las materias propias del manejo de los asuntos públicos y hubo una gran preocupación por retenerlos con
sueldos competitivos con la Administración Privada, independientemente del
bicho de la demagogia relativa a los sueldos de los mismos. Se debe reconocer
que el crecimiento de las inversiones nacionales o extranjeras, requiere de
profesionales altamente capacitados y hay áreas comunes a lo privado y a lo
público que insumen inteligencia y creatividad en altos niveles y el Estado puede perder en el proceso de
selección de personal idóneo para la excelencia, si mediáticos y políticos se
empeñan en mantener criterios demagógicos y absurdamente populistas o
populacheros.
Tampoco
podemos ignorar el que no haya sido posible formar una clase administrativa que
se identifique con su función, como leal servidor de la nación y que
internalice se naturaleza de servidor público. Esto, dada la desgracia de
considerar el empleo público como un botín de los partidos políticos de turno
en el ejercicio de gobierno y, peor. Consecuencia de una subcultura que
alimenta la irresponsabilidad y la deshonestidad.
Naturaleza de
la Administración Pública
Es evidente el
crecimiento económico de los países latinoamericanos, pero el dedo en la llaga
es que ese crecimiento no llega a las grandes masas y la distribución que hace
el mercado va a favor de los que más
tienen y no se ha vencido, aún,
la pobreza extrema. Aquí tenemos, por un
lado la tarea del mercado que se
resuelve en el ámbito de la inversión, producción y resultados y en medio de ellos toda la problemática de
los sueldos y salarios y del problema cultural para aprovechar las
oportunidades y maximizar las iniciativas; de otro lado, la Administración
Pública es sustancialmente gestión de las políticas que se plasman en la
ley y tiene como misión la
facilitación, el equilibrio del mercado
y la redistribución de la renta, la que se traduce en educación, salud,
infraestructura y seguridad, entre otras tareas. La Administración Pública no
es un aparato de gestión económica, sino de gerencia del Bien Común. El Estado
Social, Democrático y de Derecho será un imposible sin una Administración
Pública consciente de su ser y de su misión.
Visualización
de esta problemática
Como una
importante referencia para la problemática que estamos planteando, quiero traer
a colación el texto, producción del Administrativista Antonio Abruña
Puyol, denominado Delimitación jurídica
de la Administración Pública en el ordenamiento peruano, (2010) Palestra
editores. Lima. Libro, vigente en su riqueza conceptual, incorporado a la
Colección Jurídica de la Universidad de Piura. En cinco capítulos, Abruña
desbroza los temas esenciales de la
temática de la Administración Pública con un lenguaje coloquial y sencillo, sin
renunciar al lenguaje técnico, pues se trata de una obra de gran ausencia en la
producción académica. La metodología y la sistematización en el desarrollo de
los temas son de un claro rigor científico que invitan al diálogo y a la
clarificación de quienes podrían apuntar a corrientes doctrinarias de distinto
orden. En todo caso, como expresa José Luis Martínez López-Muñiz, académico
español quien prologa la obra, es un “libro fundamental para la correcta
comprensión, desarrollo y aplicación de esa parte del Derecho Público de los modernos
Estados de Derecho que es el Derecho Administrativo”.
Guillermo G.
Guerra C.
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