RELACIONES
PÚBLICAS: REFLEXIONES
La problemática.
Como toda actividad profesional,
las Relaciones públicas se enfrentan con la necesidad de la definición del perfil de su quehacer, de su reconocimiento y protección legal para llegar
a la convicción del usuario de los beneficios que se pueden obtener para él y
el medio en el que se desenvuelve.
Expondremos estas
reflexiones en tres ejes: En primer lugar el eje de la identidad, un segundo
eje el de su reconocimiento y protección legal y un tercero, el de los
beneficios para el usuario y la sociedad.
I. La Identidad de las Relaciones Públicas.
No se trata de hacer una
definición de las Relaciones públicas, pues para ello bastará recurrir a la
abundante literatura especializada y encontrar las más diversas; pues, cada
autor pretende la originalidad de este presupuesto y ello puede justificarse
por el tipo de investigación o el propósito que con su trabajo se pretenda. Por
otra parte, es una inquietud que estuvo y está como labor permanente de la
persona en sí y de los quehaceres institucionales, empresariales y de
responsabilidad profesional. Por ello, enfocaremos este asunto por la precisión
de la misión de las Relaciones públicas, su ejercicio profesional de servicio y
profesional académico.
Quiero sí afirmar que las
relaciones públicas como ciencia y como tecnología no basan su misión en hacer
simpáticos a personas e instituciones o empresas; pues su misión apunta más
allá del simple parecer.
1. La Misión.
Lo principal es precisar cómo
reconocemos esa actividad que denominamos Relaciones públicas, por lo que es y
debe hacer, específicamente, en relación con otras en su género, con las cuales debe compartir en un mutuo apoyo desde la
perspectiva sistémica, para comprender la unidad de los fines, como con el
periodismo, publicidad y marketing social. Nada se consigue tratando de ser
superior a éstas u otras actividades con las que se comparte el conocimiento y
las técnicas, porque unas y otras intercambian información, salvando las
individualidades de cada cual y lo importante es fijar las correspondientes
misiones. Esto, que es fácil de escribirlo y recitarlo, no lo es en la
práctica.
Con respecto a precisar su
misión, podemos partir diciendo que las Relaciones públicas tienen como misión
fundamental constituir las necesarias bases de información de la que debe
disponer la empresa, institución o individuo para orientar las políticas y
estrategias sociales externas e internas, de acuerdo a los fines de la unidad a
la cual sirve. Me refiero, no a las informaciones especializadas que le
corresponderán a las diversas profesiones, según los fines de cada individuo,
colectivo o personal; sino de lo que importa a las relaciones que se generan con
los públicos externo (general y objetivo), interno (directivos, funcionarios, colaboradores) y mixto (accionistas,
proveedores, distribuidores), con la finalidad de generar y mantener en grados
de eficiencia y de eficacia lazos de solidaridad y mutua comprensión en
relación a intereses comunes; trazadas que hubieran sido las políticas
empresariales o institucionales o las individuales, según fuera el usuario.
2. Las Relaciones públicas como Profesión.
Dependiendo de la
organización educativa en cada país, las Relaciones Públicas pueden o no ser
reconocidas como profesión de alto nivel y no requerirse para su culminación el
grado de bachiller como grado o subgrado académico, por lo que significa
mantenerlo a nivel no universitario. Es más, es posible también que de acuerdo
a la concepción de profesión ésta sea meramente una actividad posible de ser
desempeñada por cualquiera fuera la profesión o las necesidades del usuario.
Así, pueda corresponderle al periodista o sociólogo o antropólogo o psicólogo o
a otras profesiones del sector de ciencias humanas o de acuerdo a la
Institución o Empresa ser encargada a un profesional del giro; así, en un
hospital encargársela a un médico o enfermera o profesional de la educación.
Para beneficio de la sociedad, esta perspectiva va siendo superada y las
Relaciones públicas, reconocida ya como ciencia y tecnología se les conceda
legalmente su propia identidad. Es el caso del Perú, en donde las Relaciones
Públicas está reconocida propiamente, como veremos más adelante.
2.1.
Las Relaciones Públicas como profesión de servicio
El
profesional en relaciones públicas es un gestor de las comunicaciones con el
propósito de aportar conocimientos mutuos entre el usuario de su servicio y los
públicos que tendrán como resultado el afecto
y la comprensión mutua. En tal sentido, debe estar dotado de una sólida
base de conocimientos humanísticos, de las tecnologías instrumentales y de habilidades específicas para adelantarse a
los sucesos que importan a los objetivos de la actividad del usuario de los
servicios de relaciones públicas. Como su nombre lo indica, se trata del
ejercicio concreto a los fines prácticos de personas, instituciones y empresas
y esto puede suceder a nivel puramente técnico operativo; acreditable con un
título expedido por un Instituto Superior no universitario o
superior con habilidades
para investigar y asesorar en la materia; acreditable con la Licenciatura,
concedido por una Universidad, pero no necesariamente dirigido a la creación de
conocimiento.
2.2.
Las Relaciones públicas como Profesión académica.
Las Relaciones públicas, por la naturaleza de su quehacer o misión fundamental, constituyen
un sector de estudio e investigación. De
estudio, porque como actividad requerida para conseguir los resultados de su
misión, desde su identificación teórica y de las metodologías de realización,
es menester desarrollar un proceso de aprendizaje teórico fundamentalmente que
puede estar referido al ejercicio profesional de la investigación científica, de aporte al conocimiento, porque identificadas
las relaciones públicas como hecho y fenómeno dirigidos a la comprensión
de seres pensantes, este conocimiento tiene que verificarse, analizarse,
validarse, recrearse y hasta generarse ex novo,
en sí y en sus relaciones con las ciencias y técnicas que le sirven para
satisfacción de sus fines y del
desarrollo social y político. Se ejerce fundamentalmente en la enseñanza de
nivel universitario y en los gabinetes de asesoramiento en lo más alto. Su
acreditación requiere de los grados académicos de maestro y de doctor, como
postdoctorado.
3.
Las Relaciones Públicas como ciencia.
Para nuestros efectos,
consideramos las Relaciones Públicas como una disciplina encrucijada; es decir,
una ciencia aplicada, sobre la base de ciencias humanas básicas que concurren a
su formación. Así, tiene como núcleo de conocimiento a las relaciones
interindividuales debidamente organizadas con propósitos comunes específicos
involucrados a fines sociales,
económicos o políticos al servicio de personas naturales y colectivas.
II El reconocimiento y la protección legal.
1. Reconocimiento en el medio social, económico
y político
En el marco de nuestra
realidad, podemos empezar preguntándonos, ¿existe en nuestro medio el
reconocimiento expreso de la necesidad de una profesión de las Relaciones Públicas en el sentido que
lo hemos expresado?
Al parecer, la actividad
que corresponde a las relaciones públicas se siente, más desde las perspectivas
puntuales como las de promover la imagen de los principales personajes o de la
empresa o institución o como un modo de enfrentar las dificultades cubriendo el
rostro de los responsables de la empresa y exponiendo el suyo. Esta visión ya
se ha negado desde en diversos foros por trabajos y eventos realizados organizacionalmente por las
instituciones especializadas buscando el posicionamiento auténtico de la misión
de las relaciones públicas y de las que las ejerce profesionalmente.
La profesión de las
relaciones públicas, en el conjunto de las Ciencias de la Comunicación, carga
con la desventaja de su confusión y hasta limitación con la pluralidad de conocimientos
y de técnicas que son instrumentos valiosos para la realización de sus
fines y se le recluye como si el
producto de su trabajo se expresara en las necesarias atenciones de protocolo o
sonrisas que convencen a directivos, empleados y clientes o usuarios, de modo
que cualquier persona, por sus apariencias o importancia y posicionamiento en
el medio, sería competente para llevarlas
adelante; considerando que todos sus quehaceres se resumen en la “simpatía” que
“el relacionista”, pudiera reflejar. Sin negar que algo de eso exista como en
cualquier expresión humana y como lo hemos ya expresado, la misión de las relaciones públicas, como quehacer profesional,
están mucho más allá y por ello es menester afirmar su identidad y
posicionarla, de modo específico, en el conjunto de las ciencias sociales y de
sus herramientas o técnicas necesarias para su desarrollo. Esto, va resultando
ya una agonía en su realización y alcances, dependiendo del sector usuario.
El asunto es que los
directivos y ejecutivos tomen conciencia de la necesidad de esta misión, como
productora de los necesarios insumos para la formulación de políticas
comunicológicas y su contribución con las políticas generales de la empresa, de
modo que se le considere como parte de los cuadros estratégicos, se le dote racionalmente de los recursos
necesarios, de acuerdo a la planificación y se evalúen los resultados.
2. Reconocimiento legal y legitimidad.
Formalmente, esto es un
asunto zanjado en el Perú y otros países; pues la profesión de servicio de relacionista público tiene su
representación en el Colegio de Relacionistas Públicos del Perú, creado por la
Ley 25250 de junio de 1990 como entidad de Derecho público y su modificatoria
28249 pero el asunto está más allá, es decir, que el cuerpo de relacionistas a
nivel nacional perciba esta ley, como el instrumento de orientación del
ejercicio de esta delicada misión y participe en todos sus aspectos de la
misma, porque una ley debe ser querida y cumplida y ello depende de su
desarrollo; pues pudiera resultar que el acceso a la membresía y la dinámica de
su funcionamiento sean elementos disuasivos, de modo que, no obstante la
existencia de la norma, no exista el ánimo de ponerle fuerza y llevarla
adelante; pues no todo lo legal es un asunto de declaración, sino, de vivencia
y esto es lo más importante.
Tal como se encuentra diseñada
en la ley, la obligatoriedad de control del ejercicio en Relaciones públicas
por profesionales con título expedido por una universidad, esto queda,
prácticamente, para ser exigida más en la Administración pública que en la
Administración privada.
III.
Los beneficios para los usuarios y para la sociedad.
La sociedad, cualquiera
fuera su expresión, económica, política
o de solidaridad es un todo compuesto por individualidades en una red de
intereses que deben ser conciliados micro y macro institucionalmente.
1. Empresarialmente. Las empresas, entendidas como formas de buscar
beneficios económicos requieren el conocimiento de las diversas expresiones del
mercado como espacio de cobertura de necesidades que deben satisfacerse con
productos y servicios y este es un mundo complejo (público externo) y del
sentir y apreciaciones de sus accionistas, directivos y colaboradores (público
interno); pues todos ellos están comprometidos con los procesos para cumplir
con los objetivos; pero, cada grupo e individuo
espera sus compensaciones, las que no siempre se estiman por éstos, objetivamente
y más bien se aprecian subjetivamente y ello se refleja en satisfacciones e
insatisfacciones que se traducen en rumores y conflictos. Aquí encontramos
conflictos asociativos que repercuten en las deliberaciones y decisiones de
directorios o juntas generales o conflictos gremiales o hasta de clientelas. El
trabajo de las relaciones públicas, en estos casos, puede evitar o paliar los
efectos negativos y generar ambientes
que faciliten las negociaciones para equilibrar la avalancha de intereses y se
obtenga una corriente de mutua comprensión. En todo caso, el efecto de una
planificada y constante acción del relacionista público se traduce en un ahorro
de costos económicos y de mejoramiento de
la eficiencia, apuntando a la eficacia.
2. Políticamente. En lo político la situación es mucho más difusa,
dependiendo de los niveles y jurisdicciones, pues los instrumentos propios del
trabajo del relacionista entran en una fuerte contradicción, de modo que todo
esto es posible de ser previsto por un buen trabajo del relacionista, sobre los
puntos neurálgicos que hubiera detectado inteligencia o se hubieran propuesto como hipótesis de las
ocurrencias. La ventaja en este ámbito es el nivel positivo que permita la
gobernabilidad y alcance la paz social.
3. Solidariamente. En las organizaciones solidarias, como las sociales,
deportivas y religiosas, las relaciones públicas pueden aportar una mayor
comprensión en los fines propios de cada organización y traducirse en mayor
confianza para involucrarse en ellas y mejores disposiciones de la comunidad
para alcanzar aportes económicos o apoyos físicos, como es, por ejemplo, el
voluntariado que fortalezca la realización de sus fines.
CONCLUSIÓN:
Finalmente, para concluir
con estas reflexiones muy puntuales, sólo me queda desear éxito en la gestión
de las organizaciones dedicadas a cimentar el ejercicio profesional del
relacionista en las labores emprendidas para potenciar el conocimiento y las
destrezas de sus asociados y puedan con confianza enfrentar los retos cada vez
más exigentes en todas las profesiones comunicológicas y de modo especial en la
profesión del relacionista, pues las tecnologías de las comunicaciones y del conocimiento agudizan
la competencia y el procesamiento de las
informaciones para ser utilizadas por la empresa y en los diversos procesos de vinculación institucionalizada.
Espero que estas
reflexiones puedan servirles en algo a quienes hubieran emprendido los estudios
en Ciencias de la Comunicación o específicamente en Relaciones Públicas.
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