UNIVERSIDADES
PRIVADAS Y UNA GRAN UNIVERSIDAD*
Aspiraciones educativas
Razones históricas en materia de
educación condujeron la preferencia de padres de familia y de jóvenes hacia la profesión con estatus universitario, desdeñando la situación de
educación superior no universitaria y peor, la que se conoce como artes y
oficios o simplemente de oportunidades laborales a pesar de que éstas
profesiones, artes y oficios serían, precisamente, las puntas de lanza para el despegue industrial y del
desarrollo del país.
La demanda educativa de nivel superior
universitario fue siempre de gran volumen y la concepción para organizar universidades, estricta y
acorde con el sentido, supuesto, de dar
oportunidades a una élite intelectual,
dejando, así, afuera un volumen importante de postulantes y de
esperanzas de la familia. El asunto era, si quienes alcanzaban ser
seleccionados fueron siempre talentosos y estudiosos y los que quedaban fuera
habrían sido los lentos y perezosos o si tales limitaciones eran motivo de
pérdida de talentos.
Sin entrar al fondo de ese asunto, la
organización universitaria estuvo siempre en los tapetes políticos, con el
criterio elitista, y el riesgo de conflictos sociales, en aumento, como
consecuencia del sinsabor de los “fracasos” y de las desilusiones de las
familias.
Lo lamentable en estos asuntos es la
inexistencia de un plan integral del desarrollo del País, en donde se articule
el sistema educativo con las reales necesidades del crecimiento y del
desarrollo. Simplemente se trabaja al día y sobre la base de
legislaciones tópicas, es decir aisladas entre sí. La educación tiene que estar
estrechamente ligada a la realidad económica social del país y no a la fuerza,
sino, de modo real y natural.
Universidades privadas
La universidad privada en el país era
una posibilidad para satisfacer las
aspiraciones de la juventud y de sus familias y así lo hacía y hubo
universidades privadas, como las hay, que proyectaron prestigio y satisfacción;
pero de ahí a promover el desorden y la exageración del crecimiento de la
cantidad de profesionales, sin importar la calidad de los mismos, hay distancia
que veremos en otro artículo a propósito de la particularización de la
universidad.
Para referirnos al Norte del país
(Perú-Sudamérica), esta situación y la exagerada cantidad de postulantes que se
quedaban fuera, generó el afán de la sociedad civil de dar apertura a la
satisfacción de esa demanda insatisfecha, pues siempre estuvo presente en la
legislación la posibilidad de promover la organización de universidades de
Derecho privado sin fines de lucro,
frente a las universidades de Derecho público; pero, sin desnaturalizar la
esencia corporativa institucional, es decir, fundadas por Ley y conducidas por
la comunidad universitaria (Profesores, estudiantes y egresados), bajo formas democráticas.
En este caso, el titular del dominio patrimonial es y fue la universidad, como
ente nacional no público y no, los promotores (como lo es en la caso de las
particulares). Así, hasta 1987 surgieron universidades privadas en diversos lugares del país: en Piura, La
UDEP; en Chiclayo, La Universidad privada de Chiclayo y en Chimbote,
dos universidades: La Universidad privada de San Pedro y la Universidad
Los Ángeles de Chimbote. En las dos
últimas, con gran esfuerzo, ejercieron docencia un grupo de académicos de la
Universidad Nacional de Trujillo.
Una gran universidad
El 26 de julio, próximo pasado,
cumplió 25 años de su fundación la Universidad Privada “Antenor Orrego”,
consecuencia de la iniciativa de un
grupo de académicos que prestaban servicios docentes en las universidades
privadas de Chimbote y, a pesar del desaliento que existía en el medio, en
razón de que ya se le habría negado, injustamente, a otra generosa iniciativa
local; no cejaron en su propósito e inspirados en los principios
académicos, fuera de contaminaciones
político-partidarias y, por encima de ello, se agruparon en una asociación
civil promotora, cuya primera Junta Directiva estuvo presidida por el Dr. José
Veneros Chávez e integrada por los profesores Lorenzo Santillán Castillo (Vicepresidente), Alfonso Villanueva Vásquez
(Secretario), Felícita Peralta Chávez de Lozano (Tesorero), Edú Gilberto
Cabanillas y Luis Gorritti Sánchez (Vocales), además, Pedro González Cueva y
Luis Sánchez Vásquez. Así, en
conformidad con Ley se presentó el proyecto y absolvieron las observaciones,
tocándole al Presidente de la Junta, Dr. Veneros Chávez, realizar las acciones
necesarias, las que se impulsaron con gran esfuerzo y dedicación, hasta obtener
el éxito, alcanzado con la consecución de la Ley de su creación, 24870,
promulgada el 26 de julio de 1988, como una universidad, social y con peso en
la tecnología.
A partir de ahí, se puso en marcha la
organización de la nueva universidad, la que, finalmente, quedó a cargo de una
tercera Comisión Organizadora, presidida por el
Dr. Aurelio Lazo Vílchez, el Dr. Abundio Sagástegui, como Vicepresidente
Académico y el Dr. Luis Gorriti Sánchez, como Vicepresidente Administrativo; comisión que
alcanzó la institucionalización de la Universidad e impulsó con éxito la
implementación de la misma, constituyéndose una Asamblea Estatutaria (enero 1995)
que, luego, dio lugar a la instalación de los órganos de
gobierno: Asamblea universitaria, Consejo universitario y Rector, eligiéndose,
por la Asamblea, al Dr. Luis Gorriti Sánchez como el primer Rector de la Upao y
a los Dres. Arnaldo Estrada Cruz y José Veneros Chávez como Vicerrectores en lo
Académico y en lo Administrativo. Correspondiéndole a las siguientes gestiones
el esfuerzo para posicionar la marca Upao y encauzarla en el marco de una
gestión contemporánea con tecnología de punta, infraestructura apropiada a la
educación universitaria, siempre en el
contexto de una dinámica de respeto a la autonomía de los órganos de gobierno, de
ingreso, contratación y evaluación
objetiva de la docencia; de cara a la excelencia de sus servicios académicos.
Así, no obstante haber llegado al posicionamiento de su marca, conseguido
tras sacrifico constante de la comunidad universitaria en el curso de estos 25
años, cumplidos, hay que destacar como una feliz iniciativa haber escogido para su patrocinio el nombre de Antenor
Orrego, como un humanista y educador nacional de calidad universal y un consecuente luchador
social, por encima de enclaustramientos ideológicos, de personalidades extranjeras
y de protagonismos fatuos que niegan la
esencia del ser universidad, denigran la
docencia universitaria y desnaturalizan la naturaleza del proyecto social.
FELIZ ANIVERSARIO UPAO, UNA GRAN UNIVERSIDAD
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