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miércoles, 10 de mayo de 2017
jueves, 2 de marzo de 2017
POLÍTICA, ÉTICA Y MORAL
Se suele dividir el colectivo nacional en sociedad civil y sociedad política, lo cual no importa;sino, sólo un expediente didáctico, pues las personas en uno y otro caso son las mismas, sólo que en circunstancias jurídicas distintas. Surgen así gobernados y gobernantes, correspondiéndoles a los primeros la pertenencia a la sociedad civil y a los segundos, la sociedad política. En la sociedad política se alojan gobernantes y personal de la administración y, en esto, también hay que distinguir las diversas situaciones de servicio. Los miembros de la sociedad política son, al fin, los mismos de la sociedad civil, de modo que cuando hablamos de ética y moral son aspectos que importan a la persona y no a la situación legal. Por ello, no se falta a la ética o a lo moral como ente de uno u otro sector; sino, como persona. Tan perverso es el empresario o individuo que ofrece un "incentivo" para obtener un beneficio, como el funcionario o autoridad que lo recibe o lo reclama o lo insinúa.
POLÍTICA,
ÉTICA Y MORAL
GUILLERMO G. GUERRA CRUZ.
Los miembros de la sociedad política, vale decir de los órganos de
gobierno, en cuanto asumen la titularidad de la dirección del Estado y ejercen
la representación de la ciudadanía o de los vecinos o paisanos, vale decir de
carácter nacional, o municipal o regional pasan por un proceso de elecciones,
proceso que ha de ser aleccionador para las juventudes, en las que siempre se
incuban ilusiones y esperanzas, en los
que aún las pueden conservar, lejos de las fantasías del vicio que causa
dependencia o de las que por fuerza del destino maduran rápidamente, tienen la
oportunidad de evaluar posibilidades y realidades para votar a los candidatos
con resultados positivos; pues, al fin, esos serán los gobernantes y cada
pueblo tiene los gobernantes que se merece.
Política:
Ocupación o participación
Desgraciadamente, las prácticas de quienes toman la política como el
medio fácil para sobrevivir o sobresalir o cuidar los intereses personales
propios o ajenos o hacerse de medios de riqueza con prontitud y facilidad, la
han convertido como la expresión de la inmoralidad y peor, aún, como un sistema
que atenta, por sí mismo, contra la ética, para justificar todas las
atrocidades que del mal uso del poder se derivan.
Ese es el motivo de la monserga de inmoral que se cuelga a la política. Es
también causa de desilusión y desesperanza, de modo que, esos jóvenes
consideran mejor apartarse de la
política y huir del país, antes de ofrecer su inteligencia para el desarrollo
de su municipio o región o del Estado participando en el campo de la política,
como un deber de vecino, paisano o ciudadano; pero siempre demostrando
fortalezas ocupacionales y, colateralmente, capacidades en acciones de gobierno, poniendo al servicio público sus
conocimientos, habilidades y experiencias laborales o empresariales o
académicas.
Estrategias
y tácticas políticas
Las estrategias comunes que se pueden o han podido visualizar en las contiendas
electorales fueron y son más el auto elogio, considerándose como
salvadores o las reservas morales de la sociedad, antes que evaluar el quehacer
sobre los requerimientos para el desarrollo y la solución de los problemas
centrales, a la luz de las posibilidades reales de cada uno de los campos:
municipal o regional.
Las tácticas se suelen basar en ataques a los coparticipantes, como si no tuvieran derecho a la postulación y
sólo él “el mesías” tuviera derecho a ello, perdiéndose la oportunidad de hacer
docencia política. Es que para muchos, en pensamiento y práctica, el insulto,
la calumnia y la diatriba son las armas
más valiosas en la “política” y no tienen recato en decir que en la política
vale todo. Con esas tácticas confían en la destrucción de la persona con el estribillo
“calumnia, calumnia que algo queda” No importa el espacio: municipal, regional,
nacional o hasta institucional. Tampoco faltan repudio a las encuestas y
encuestadores, perdiéndose la paciencia y el realismo.
Planificación y Administración
Cualquiera fuere el resultado de un proceso electoral, lo importante
será la conducción del interés público sobre la base de un diagnóstico serio y
objetivo y la revisión de los planes estratégicos - Municipalidad o Regional o
Nacional- para introducir los ajustes que los nuevos tiempos requieran,
evitando perderse en críticas vacías, sobre generalidades o en la innoble
cacería de brujas. Habrá que corregir, lo que fuera necesario y proyectar lo
inmediato y posible, de acuerdo a prioridades y a los recursos disponibles, sin
echarse a llorar porque la crisis ya nos alcanzó; en el caso nacional o en los
regionales o municipales, porque el
Gobierno Nacional no ayuda u obstaculiza. Importante será imprimir una
dirección apropiada a la Administración para que actúe con eficiencia y
eficacia, técnica e imparcial, lejos de cambiar por cambiar o, dejando lo bueno
por lo malo, sólo por decir que se es mejor y, peor aún, tomando la
Administración como un botín personal o
de grupo.
Elegidos los gobiernos la conducta de la autoridad ha de ser de todos a
trabajar de modo solidario y decente, sin perder la óptica de sancionar,
aquello pudiera evidenciar delito contra el patrimonio público o institucional
y de acuerdo a los procedimientos legales, sin ruidos innecesarios.
Guillermo G. Guerra Cruz
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